El sector tecnológico está en auge. Pocos son los espacios de la vida cotidiana que no se ven influenciados por este tipo de innovación. Miremos donde miremos, nuestro alrededor es un entorno digital y electrónico: pantallas gigantes, teléfonos móviles, ordenadores, redes WiFi… Incluso la logística de un producto se ve afectada de lleno por este ambiente.
Dentro de esta división empresarial, la tecnología en logística es especialmente interesante por todas las puertas que abre, tanto para las empresas de transporte y distribución como para quienes envían o reciben el producto. El reparto de cualquier paquete se ha ido modernizando con los años y ha dado un paso más allá de lo estrictamente humano, tecnologizándose de forma notable.
La robótica adquiere aquí una importancia especial gracias a inventos como los drones de reparto. Estas máquinas aéreas tienen dos funciones: descongestionar las carreteras de camiones y agilizar las entregas de envíos. Aún es una tecnología en pruebas, tanto por temas de automatización, autonomía o capacidad de carga del propio drone, como por la legislación de cada país al respecto de su uso.
Mucha gente tiene el miedo de que esto suponga una pérdida de equipo humano en el negocio, algo que no es necesariamente así: en lugar de tener conductores físicos al volante de cualquier vehículo, se necesitará que esa persona realice la labor de control o supervisión del drone en una central de control, así que como de carga del mismo.
Hay quien podría pensar que con innovaciones como estas ya no se necesita tener a alguien detrás del volante o de la organización de las campañas de logística promocional, pero nada más lejos de la realidad: el conductor se va a seguir necesitando por motivos de seguridad y de organización de la distribución, pero tendrá muchas más posibilidades de actuación y en los trayectos largos se verá beneficiado. También seguirá siendo vital el factor humano en la planificación de las distribuciones, cada vez más complejas y rápidas.
La sociedad cambia y, con ella, la logística. Atrás queda la barrera que separaba el negocio de la innovación tecnológica; ahora es momento de aunar ambos campos para evolucionar en beneficio de clientes y empresas.
